En el universo de las bebidas, el vino destaca por su capacidad para privilegiar la calidad sobre la cantidad. Eso se debe a que disfrutarlo implica poner toda nuestra concentración en la copa: admirar su brillo, percibir sus notas y disfrutar su sabor. Ese tipo de detalles son los que convierten al arte del “buen beber” y del “beber menos, para beber mejor”, en experiencias completas que, por supuesto, comienzan con la elección de una buena botella.
¿Y cómo elegir? Leer sobre el tema puede marcar la diferencia, pero dos puntos recomendables son: buscar vinos premiados en concursos como Guía Peñín o San Pellegrino, y seleccionar la bebida en función de su región vinícola. En el caso de México, Valle de Guadalupe se destaca como una zona reconocida por la excelencia de sus vinos; sin embargo, es importante destacar que esto no implica que las bebidas de otras regiones carezcan de calidad, pues cada área vinícola tiene sus propias características y joyas por descubrir.
Tiempos de complicidad: Casa Luna en San Valentín
Además de las recomendaciones previas, hay otro aspecto crucial que debe considerarse cuando se selecciona una botella de vino: comprender la ocasión y las preferencias personales, ya que disfrutar siempre constituye una experiencia subjetiva. En el contexto de San Valentín, por ejemplo, hay que
tomar en cuenta que la calidad de los momentos compartidos supera la cantidad de regalos.
En esta fecha nada es sólo un acto de deleite personal, todo es más bien una oportunidad fascinante para conocer y compartir los gustos de tu pareja o amigos. Cada botella tiene el potencial de convertirse en un capítulo de complicidad.
Una alternativa ideal para esta fecha puede ser el Gran Reserva de Casa Luna, un vino excepcional que se produce en Valle de Guadalupe, un sitio enclavado en un terruño muy especial rodeado de majestuosas montañas que actúan como guardianes de la humedad.
Este entorno crea un microclima perfecto para que las uvas Petit Sirah que dan vida a este Gran Reserva alcancen su máximo potencial. Con 18 meses de crianza en barricas de roble francés, esta botella de Casa Luna posee una textura untuosa, sedosa y con el final largo que dejan los vinos potentes.
Ello lo hace ideal para acompañar una cena íntima en pareja, maridar con carnes rojas, disfrutar de un delicioso espagueti con salsa boloñesa o para compartir una charola de charcutería entre amigos.
El arte de conservar
Si bien las celebraciones del 14 de febrero pueden ser prolongadas, hay ocasiones en que no estamos dispuestos a terminar una botella de vino. Esto se debe a que adoptar la filosofía de "beber mejor" implica disfrutar de los tiempos. A veces una botella de vino no puede agotarse mientras te sumerges en la lectura de tu libro favorito y, por lo tanto, es fundamental aprender a conservarla.
Dado que el vino es un líquido en constante evolución, es esencial comprender que su transformación comienza en el momento en que se retira el corcho y se sirve la primera copa. Cada sorbo sucesivo no sabrá igual que el anterior.
No obstante, existen herramientas en el mercado que pueden ayudarnos a conservar el vino. Las bombas especializadas, por ejemplo, permiten crear un vacío que preserva sus propiedades. Esta técnica posibilita disfrutar de una botella a lo largo del tiempo, asegurándonos de saborearla en el momento exacto que deseemos.