Un despertar dramático es un despertar súbito que altera el sistema nervioso y se puede experimentar en personas a cualquier edad.
El despertar de un bebé que sucede con gritos súbitos y llantos es un despertar dramático, al suceder se tendrá un doble efecto, los padres que se encuentran en un sueño profundo entonces despertarán igualmente de manera súbita y alarmante.
Normalmente las madres primerizas, serán las que despiertan súbitamente cuando él bebe grita o hace algún sonido y acude de inmediato a revisar al bebé, el ser madre por primera vez nos pone en un estado de alerta inigualable, es necesario aprender a despertar con calma y poner mucha atención al tipo de llanto o ruido que hace nuestro bebe así podemos comenzar a relajarnos, Liliana Amaro-Coach de Sueño Infantil y Fundadora de Zzlepp My Baby, habla con muchos padres de familia que están en un grado de desvelo muy avanzado y este despertar dramático es una de las principales razones.
Despertar dramáticamente irá acompañado de dolor de cabeza, sensación de llanto, tristeza, enojo y frustración que incrementa al no saber encontrar la razón exacta por la cual estamos despertando de esa manera. Manteniendo la calma y esperando algunos minutos para racionalizar que sucede podemos lograr que ese “drama” disminuya tanto en bebés como en los padres.
Otro tipo de despertar dramático es el que ocasionan los trastornos del sueño, e igualmente suelen ser varios los afectados dependiendo de la edad de la persona que sufra el trastorno y el que lo observa. En este caso la persona que sufre el trastorno rara vez suele despertar, o acordarse, pero el testigo de los episodios suele despertar dramáticamente y encontrar el escenario inexplicable de lo que sucede con la otra persona.
Un ejemplo de este tipo de despertares es el siguiente relato:
“Para Héctor, profesional casado de 35 años, la llegada del atardecer significaba un verdadero drama.
Le aterrorizaba dormirse pues, una a dos veces al mes, en medio de la noche despertaba sofocado, con el corazón disparado, dolores intensos al pecho y una extraña sensación de irrealidad.
Estos ataques le ocurrían desde que tenía 20 años. posteriormente y especialmente, después de su boda (se había casado a los 28 años) se habían hecho más frecuentes, a los 22 años consultó a un médico quien le recetó tranquilizantes que disminuyeron las frecuencias de los episodios, pero los episodios reaparecieron mucho más intensos, lo que preocupaba sobremanera a Elisa, su esposa.
Además, Héctor se había vuelto insomne, pues evitaba dormir por temor a tener un ataque. En el último tiempo, solicitaba a su mujer que lo observara dormir y que lo despertara a la menor señal de intranquilidad y así, las noches se volvieron insoportables para el matrimonio.
Acudieron a una clínica del sueño, donde a Héctor se lo sometió a una polisomnografía y se le diagnosticó desorden de pánico con ataques nocturnos, que eran los causantes principales del insomnio.
Se inició un tratamiento con antidepresivos, tranquilizantes y terapia cognitiva-conductual, el cual resultó eficaz, pues los ataques desaparecieron y el matrimonio volvió a vivir noches normales y plácidas.”
Por último, la recomendación es evitar este tipo de despertares, no hay nada mejor que dormir tranquilo y despertar de la misma manera.